“Historias de lluvia”
Lluvia! Grita el niño, Lluvia! Y sale corriendo hacia el risco que queda a unos pocos metros tras la última casa del pueblo, aquella casa que sirve de refugio para el viejo exiliado.
Agitado por el esfuerzo toca la puerta de la casa, pero nadie sale. Y sin pensarlo más, decide ir atrás de esta, al risco en donde toma posición tal y como le dijo aquel día ya tan distante el viejo. No entendía porque su mamá le había prohibido juntarse y hablar con aquel señor. Pero la promesa de lluvia para ese día le había dejado cautivado, haciendo que cualquier cosa que se interpusiera entre el y su sueño perdiera toda importancia.
No lo podía creer, estaba recibiendo las primeras gotas de agua en ese día en que jamás había llovido. Estando a la orilla del risco, se quito los zapatos y toda su demás vestimenta, quedando totalmente desnudo, comenzó a sentir como las pequeñas gotas tocaban su piel por primera vez, y como poco a poco comenzaban a resbalar por su piel. Descubrió que era tal y como lo había descrito el viejo, que era como la vida, que nos puede traer problemas que al primer impacto duelen como una aguja de hielo, pero poco a poco iba transformándose en una gota tibia que ahora limpiaba el cuerpo. Al aumentar la intensidad de la lluvia sintió temor, temor de caer al acantilado, pero no podía abrir los ojos, no ahora, y recordó que el viejo se lo había advertido. “Solo cuando sientas temor de algo, podrás saber que vas por el buen camino, aquel que te libera de tus vicios, de tus errores, el camino que pocos se atreven a tomar, aquel del cambio y la renovación”.
Mientras el tiempo pasaba sentía como la temperatura iba descendiendo, el viento aumentaba su fuerza, incrementando la intensidad del choque de las agujas con su piel. Los olores se entremezclaron, tierra mojada y sal. Volvió a temer, temió caer del acantilado al manto furioso del mar, que rompía contra las rocas, temió morir y entristecer a su madre tal como había sucedido con sus demás hermanos y su padre. Intento entonces dar la vuelta y correr a su casa, pero el frío había entumecido sus músculos y no podía lograr moverlos. El temor lo comenzó a recorrer, sintió de repente una marea calida dentro de si, como si algo le recorriera la sangre y comenzó a llorar, lagrimas que se combinaban con las gotas de lluvia, su temperatura subió tanto que comenzó a evaporar el agua de su piel, había recobrado el movimiento pero no huyo.
Recordó al viejo y sus palabras, y eso lo tranquilizo, le hizo sentir que no estaba solo. Fue entonces que decidió darse vuelta para ver si el viejo y había llegado, pero cual iba a ser su sorpresa al descubrir que el paisaje estaba todo verde, despejado. La vista lo dejo helado, no había viejo pero… tampoco había una casa, solo… ruinas que apenas se distinguían sobre el pastizal verde.
Hubo una explosión en su mente que se esparció por todo su cuerpo. Su mente se inundo de las palabras de su mamá repitiéndole una y otra vez que dejara de hablar del viejo, que no existía, que solo era parte de su imaginación, recordó las veces que había ido a hablar con aquel viejo, hasta recordó que aquel ultimo día en que lo vio, este le había tocado el hombro. Se negaba a creer que eso que veía era cierto. Su temperatura se elevó y por un instante desapareció, dejo de sentir, de escuchar, oler, de pensar, en ese y solamente en ese instante dejo de existir.
Un sonido estridente lo saco del shock de una manera brutal, todos sus sentidos fueron inundados en cosa de instantes y cayó al suelo. Comenzó con un flash que lleno de blanco el paisaje, luego siguieron sus oídos que escucharon un gran rugido proveniente del cielo, su piel se erizo y pudo respirar de nuevo. Alzo la cabeza pero aún no había viejo, ni casa visible. Se incorporo, pero no pudo evitar percibir algo, el pasto no se movía, ni los árboles a lo lejos, no había lluvia cayendo, no había ruidos ni sonidos. No sentía miedo, ni frío y su mente estaba en paz.
Comenzó a sentir una presencia, le daba confianza y tranquilidad, no sentía ansias ni percibía peligro. Fue entonces cuando escuchó la voz, esa voz hacía ya tiempo no escuchaba:
- “Lo lograste!”
- A que te refieres?
- “Recuerda aquel día, te pregunte cuál era tu mayor sueño para tu cumpleaños.”
- Te dije que era que lloviera el día de mi cumpleaños, y también aprender a hacer lo que tu.
- “Si, magia, pero en ese entonces tu pensabas que la magia se trataba solo de aparecer o desaparecer cosas, o volar. Pero estás aquí!, eso significa que descubriste el verdadero significado de la magia.”
- Eso creo. Pero que sucede? Porque no sopla el viento? porque no llueve? porque no hay sonidos?.
-“Porque esto, es un instante. Hace un instante habías muerto abandonado a tus temores y dudas. Pero creías lo suficiente para volver a la vid, y aún en tu mayor pena que hayas experimentado, encontraste el refugio de un instante. Debo felicitarte pues hace mucho que nadie lograba esto. Esto, es la medula de la magia, sentir todo y nada. Ver todo y nada. Escuchar todo y nada.”
- Dime, eres parte de mi imaginación? No eres real, verdad?
-“No fui creado por tu imaginación. Soy tu voz interna, tu conciencia. Todos tienen la capacidad de escuchar una voz dentro de ellos, pero la influencia del exterior logra hacer que la olviden.”
- Si no eres real, porque te vi? porque te sentí?
- “Hay personas con la capacidad suficiente para hacer real lo que hay dentro de si mismos y tu me hiciste real. Esto solo sucede cuando crees lo suficiente, y tu creíste lo suficiente a pesar de lo que los demás decían, que estabas loco, que no existía alguien como yo, pero mas que nada, creíste en algo que aún los mas estudiosos niegan, creíste en que en este día, llovería.”
- Como sabias que llovería?
- “Porque así debía suceder, porque es el inicio, tu inicio”.
- Inicio?
- “Es hora y estas listo, te espera mucho por delante, jamás dejas de creer y estarás a salvo y los demás también”.
- No, espera!, no te vayas!.
-- Comenzaba a sentirse mareado --
- No me dejes!
-- El miedo comenzó a recorrer de nuevo su ser. --
- “No te preocupes, mientras sigas creyendo, yo estaré ahí, a tu lado”.
Y así como ese instante comenzó, termino con el mismo acto, sintió como tolas las agujas se le incrustaban, como era limpiado, volvió a oler la mezcla de aromas, a escuchar los truenos a la distancia, las gotas cayendo, el pasto moviéndose.
Volvió a voltear hacia el mar, veía todo diferente, el color del mar y de las nubes, sentía diferente y podía percibir en cada cosa algo, que no podía nombrar.
Poco a poco la lluvia fue cediendo, hasta que ceso, tomo sus cosas, cerro sus ojos y sonrió al mar, al cielo. Dio media vuelta y se dirigió a su casa.
4 comentarios:
De instantes está hecha la vida, siendo esta la forma de aprender a entrar en contacto con uno mismo. Sentir la confunsión, la desesperación, la furia de nuestro interior por ser tan fuerte las ganas de ser único con la libertad,con la naturaleza.
Cuando escribes es tranquilidad, intenciones crueles, deseos de ir a donde se encuentre el límite, descontrolar cada parte de mi, aniquilar cualquier sensación y dejar y no dejar de ser.
Te quiero
Me recordaste a el perfume (no lo he leído aún) y también a este chavo, Siddartha, que al inicio del libro, que es en donde voy, comienza una búsqueda interior mediante la meditación.. salirse del yo y volverse el no-yo.
Wow, me gustó mucho, valió la pena leerlo.
Yo tambien te quiero brito jaja
RÓ-LA-LA!!!
Venga, ro-la-la!!!
Wooow que viaje, me sentí desnudo y mojado por tu lluvia. Muy buena historia.
Chido!
gracias por los comentarios. Sirven mucho de retroalimentación, recuerden que tambien se valen criticas jeje.
Historia que salio de la nada, aunque al estar escribiendo la ultima parte me vino el presentiiento de que algo ya lo habia vivido.
Y no he leido ni Sidhartha ni el perfume jeje, sera bueno leerlos.
Canción que escuche durante todo el proceso de escritura : Inocence de Cirque du Soleil.
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